domingo, 14 de junio de 2009

Roma, buscando a Rómulo y Remo, ¡y a Valentino!

Hace unos meses estuve en Roma cuatro días y para ser una ciudad que se fundó en el 753 a.C. tengo que decir que se conserva muy bien ;-)

En serio, me encantó. No conocía Roma y en cuanto pisé la ciudad enseguida me enamoró, especialmente el ambiente que se respiraba en las calles. A pesar que el verano hacía tiempo que había finalizado y las temperaturas ya no eran muy caldeadas las terrazas de los cafés y restaurantes instalados por todos sitios estaban siempre a rebosar. Las viejas calles empedradas emanaban un atractivo especial, te seducían llevándote a perderte en ellas y entrar en otra era. La gente me pareció muy alegre y vivaz, es frecuente toparte con grupos de jovencitas que rien divertidas, hombres atractivos a lo Riccardo Scamarcio vestidos a la última moda, es una ciudad antigua pero llena de gente joven, fascinante.

Cosas que no te puedes perder y que me dejaron con la boca abierta: El Coliseo, el Foro Romano, la plaza de San Pedro, la plaza Navona, el Panteón, la Fontana di Trevi, pasear por los puentes del río Tíber.
Moverse por Roma es muy fácil, y la comunicación más todavía. Realmente el italiano y el español son similares tanto a nivel gramatical como de léxico, puedes entenderte bastante bien con cualquier italiano.
La gente italiana tiene una forma de ser muy particular que me resultó fascinante. Resultan extenuantes cuando se expresan, utilizan la comunicación no verbal, los gestos exagerados continuamente. Además elevan el tono de voz y parece que siempre están discutiendo, sin embargo son los más sociables que he conocido nunca y suelen ir por la vida sonriendo, eso es fantástico.
Hay expresiones que utilizan continuamente como coletillas: tutto a posto? complimenti! Además son culturalmente seductores, especialmente los hombres, seducen cuando hablan, y si no compruébalo en cualquier restaurante o café y habla unos minutos con los camareros... verás a lo que me refiero.
Luego está el tema de la moda. Las tiendas son carísimas, en eso creo que todo el mundo estaría de acuerdo y a pesar de ello es increíble la cantidad de mujeres y hombres que pasean cosas de marca. Casi todas las quinceañeras llevaban bolsos Louis Vuitton o Gucci o Prada, ¿serán de imitación? Pero eso sí es cierto, nunca antes había visto a genta tan bien arreglada para ir a trabajar. Especialmente los hombres, en Roma da gusto ver cómo se cuidan.
Una tarde que dediqué a las compras me empeñé en comprarme un bolso de Valentino, ya que estaba allí quería algo de un diseñador italiano. Estuve dando vueltas hasta localizar alguna de sus tiendas, pero os puedo asegurar que no encontré un bolso que no fuese de fiesta. Al final regresé sin bolso, pero contenta, espero que la moneda que tiré en la Fontana di Trevi sea una promesa de que regresaré, porque me encantaría.
Adoro Italia!

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