lunes, 22 de junio de 2009

De paseo por el campus


El viernes tengo un examen importante, de esos que pueden cambiarte la vida y que te abre las puertas a un futuro tranquilo y seguro. Era lo esperable, tenía que presentarme. Y aquí estoy, aprovechando mi semana de vacaciones para estudiar.

Esta mañana he estado en casa. He madrugado considerablemente y he puesto a punto todo mi kit para estudiar (mis bolis de colores, mis apuntes perfectamente organizados, mis gafas super limpias) y sin embargo, nada, sin concentración.

Entonces, tras varias horas y después de haber empapelado la pared con frases positivas y de ánimo, he decidido venir al campus. Aquí todo el mundo está estudiando, al menos me inspiraré, he creído.

Todo está igual. Nada ha cambiado. Hace cinco años que acabé y no me había dado cuenta de los recuerdos tan bonitos que me ha dejado. Casi me emociono al entrar en la cafetería, cuantas horas de charlas, cuantos cafés, cuantos bocadillos. ¡Y la copistería! Cuantos trapicheos con apuntes, prácticamente lo había olvidado.

Después de pasearme volviendo al pasado he ido a la biblioteca. Había sitio. Me he sentado. He mirado a mi alrededor como buscando esa energía que hace que te concentres, pero no la he encontrado. Decenas de personas están estudiando, algunos cuchichean, otros teclean en su portátil. Hace cinco años casi nadie tenía portátil. Ahora yo he traído el mío también.

Me fijo en los estudiantes, ahora son muy jóvenes, tiene que serlo, porque yo estoy igual, estoy segura. Me quedo un rato, y al final desisto, abro el portátil y escribo... no debería, lo sé....

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